Cuando se habla de “amor propio”, se refiere al amor que nos tenemos a nosotros mismos como personas.
Sin embargo, cuando se padece alguna discapacidad, el hablar de “amor propio” es muy complicado.
Ya que debido a la dificultad y en algunas ocasiones, la imposibilidad para realizar las actividades cotidianas y/o poder ir a algún lugar hace que las personas con discapacidad, nos sintamos frustrados y hasta enojados con nosotros mismos.
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Generando en nuestro interior un profunda tristeza y algunas veces hasta una enorme culpa por padecer una discapacidad.
Cuando las personas que padecemos alguna discapacidad, somos completamente inocentes de ello.
Para que las personas con discapacidad, podamos sentir “amor propio”, es necesario que nos sintamos:
- Reconocidos
- Apreciados
- Queridos
- Amados
- Respetados
- Valorados
- Incluídos
La falta de todos éstos elementos, es lo que genera que la mayoría de las personas con discapacidad, carezcamos de “amor propio”.
Todos los seres humanos requieren y necesitan lo antes mencionado, sin embargo las personas con discapacidad quizá lo necesitan mucho más.
Ya que eso les genera un autoestima muy alta, brindándoles el valor necesario para saltar los obstáculos.
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Y destruir las barreras que la vida les ponga enfrente.
Para que las personas con discapacidad se amen así mismas y nazca en ellas “amor propio”.
Es primordial que primero, se sientan valorados, amados, queridos, apreciados y respetados en todos y cada uno de los respectivos entornos sociales en los cuales las personas con discapacidad se desenvuelan e interactúen.
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