Los niños de un año están llenos de grandes emociones: alegría, amor y entusiasmo, pero también miedo, ira y frustración. ¡Tantos sentimientos grandes y fuertes que experimentar en el transcurso de un día! Imagínese tener todos estos grandes sentimientos y aún no tener la capacidad de hablar sobre ellos o comprenderlos.
Aprender a manejar estas emociones es una gran tarea para su hijo y también lo es para usted como padre. Piense en usted mismo como el guía de su hijo en su viaje emocional. Puede apoyar y guiar a su hijo reconociendo y nombrando sus sentimientos: “Sé que te entristece tener que irte del parque, te estás divirtiendo mucho”.
Como padres, puede resultar difícil mantener la calma cuando su hijo está molesto. Siempre que sea posible, evite responder al malestar de su hijo con enojo, ridículo o diciéndole cómo debería sentirse.
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Por ejemplo, una frase como “Es tu fiesta de cumpleaños, deberías divertirte y no enojarte” no sería útil para un niño pequeño que aún no tiene la capacidad cognitiva para comprender ese concepto.
Cómo ayudar a su hijo a gestionar grandes trastornos emocionales
Empiece por imaginar cómo es tener un año de edad: está impulsado a explorar el mundo, aprender y practicar la independencia, pero siempre parece que algo se interpone en su camino: puertas para bebés, alguien que le dice “no”, o que te quitaran un nuevo objeto justo cuando empezabas a divertirte con él. Te sentirías frustrado, impotente y enojado.
Cuando su hijo está molesto, lo que más le ayuda en esos momentos es un padre tranquilo y estable. Es posible que necesites respirar profundamente y recordarte que este momento pasará; que los disgustos son temporales y son todos parte del aprendizaje.
Puede resultar especialmente abrumador cuando su hijo se enoja en público y puede resultar difícil responder de manera tranquila y serena. Puede parecer que todos los ojos lo están mirando; solo recuerde que la mayoría de las personas son padres, han criado hijos o han trabajado con niños, tienen hermanos u otros parientes y son más comprensivos con su situación de lo que cree.
Cuando sea posible, muestre empatía y comprensión por los sentimientos de malestar de su hijo. Esto puede ayudar a su hijo a aprender a controlarse.
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Además, hay medidas que puede tomar para evitar que ocurran disgustos: esté atento a las primeras señales de que está a punto de ocurrir un malestar, como tener hambre o cansancio, y asegúrese de que se satisfagan esas necesidades.
También puede buscar patrones en los disgustos de su hijo: ¿se enoja aproximadamente a la misma hora todos los días?; ¿Parecen sensibles a los ruidos fuertes o abrumados cuando conocen a un nuevo grupo de personas? Con una observación cuidadosa, es posible que descubra un patrón en los disgustos de su hijo.
Los niños de un año experimentan muchos sentimientos nuevos e importantes todos los días. Padres, pueden utilizar estos momentos emotivos para enseñarles a sus hijos sobre los sentimientos y construir una relación más estrecha con ellos, además de ayudarlos a aprender y crecer.
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