En el mundo de la salud mental, uno de los conceptos más importantes y, a la vez, más olvidados, es que primero debemos cuidarnos a nosotras mismas antes de poder ofrecer ayuda genuina a los demás. Es una idea que, aunque sencilla, puede transformar profundamente nuestra manera de relacionarnos, de afrontar los retos y de fortalecer nuestra autoestima: ponerte la máscara de oxígeno a ti primero.
La analogía que todos conocemos
¿Alguna vez has volado en avión? Antes de despegar, los auxiliares nos recuerdan una regla fundamental: colocar la máscara de oxígeno en uno mismo antes de ayudar a los demás, incluso si viajas con niños. La razón es clara y poderosa: si no te ayudas primero, si no te aseguras de respirar bien, no podrás ayudar a quienes dependen de ti. La salud mental funciona igual. Cuando estamos en nuestros momentos más bajos, con ansiedad, tristeza o agotamiento emocional, no podemos ofrecer lo mejor de nosotras mismas a quienes nos rodean.
Mi historia personal: aprender a priorizarse
Durante años, pensé que era mi deber ayudar a todos, solucionar problemas, brindar apoyo, escuchar y sostener a quienes me necesitaban. Pero esa actitud me llevó al agotamiento, a sentirme destruida mentalmente y a perder mi propia estabilidad emocional. Fue entonces cuando entendí la importancia de ponerme la máscara primero. Invertí en mí, busqué ayuda, aprendí a escuchar mi cuerpo y mi mente, y a decretar pensamientos positivos que me fortalecieran. Como resultado, no solo mejoré mi salud mental, sino que también pude ofrecer ayuda de manera más efectiva y genuina.
¿Es esto algo que haré para siempre?
No lo sé con certeza, pero ahora tengo la herramienta de saber que, si alguna vez vuelvo a sentirme vulnerable, puedo volver a ponerme en primer lugar y recuperar el equilibrio. La clave está en reconocer que, para ayudar a los demás, primero debemos estar en condiciones óptimas nosotros mismos. La salud mental no es un lujo, sino una prioridad.
Autocuidado y Salud Mental: La Búsqueda de Bienestar en la Vida de las Mujeres
¿Cómo empezar a cuidarte?
El primer paso es tener voluntad de ayudarte. La voluntad es la semilla que hace florecer la autocompasión y el autocuidado. Puedes hacerlo a través de pequeños decretos, afirmaciones que refuercen tu amor propio y tu confianza. Por ejemplo:
- “Me amo y me respeto tal como soy.”
- “Merezco paz y bienestar.”
- “Estoy en el camino de sanarme y crecer cada día.”
El poder de los decretos y las afirmaciones positivas
Aprender a decretar, a decirte a ti misma lo que deseas y lo que mereces, es una herramienta poderosa. Las afirmaciones deben ser en primera persona, en presente y con un tono positivo y emocional. Por ejemplo:
- “Soy capaz de cuidarme y proteger mi salud mental.”
- “Merezco tiempo para mí y para mi bienestar.”
- “Cada día estoy más fuerte y equilibrada.”
Estas frases, cuando las repites con convicción y las sientes en el corazón, generan cambios reales. La Ley de la Atracción responde a cómo te sientes respecto a tus pensamientos; si te sientes esperanzada y feliz, atraerás más de eso a tu vida.
¿Por qué es tan importante sentir emocionalmente lo que decretamos?
Porque las afirmaciones no solo se creen con la mente, sino que también deben resonar en nuestro corazón. La conexión emocional amplifica el poder de los pensamientos positivos y ayuda a transformar nuestra realidad interna y externa. Cuando te sientes feliz, confiada y agradecida, estás enviando la señal correcta al universo para que te traiga más de lo que deseas.
La duda, el enemigo número uno
Para que los decretos funcionen, debemos estar convencidas de que lo que decimos es posible y cierto para nosotras. La duda crea vibraciones negativas que bloquean nuestro progreso. Por eso, es fundamental eliminar pensamientos como “esto no es para mí” o “no voy a poder”. La certeza en nuestras afirmaciones es clave para que se concreten en nuestra vida.
¿Y qué pasa si vuelves a sentirte mal?
No te juzgues. La recuperación emocional es un proceso, y cada día es una oportunidad para volver a practicar el autocuidado y las afirmaciones. Recuerda que, al cuidarte primero, estarás más preparada para ofrecer ayuda auténtica y efectiva a quienes te rodean.
En resumen: ponerte en primer lugar es un acto de amor
Antes de poder ayudar a los demás, debes aprender a ayudarte a ti misma. La salud mental es la base de una vida plena y de relaciones sanas. Dedícate tiempo, amor y atención. Usa afirmaciones que te eleven y te conecten con tu mejor versión. Y recuerda siempre: en la vida, como en el avión, primero te pones la máscara para poder ayudar con verdadera entrega a quienes amas.
La Salud Emocional de la Mujer: Un Pilar Fundamental para el Bienestar Integral
¡Empieza hoy mismo! Tu bienestar es el primer paso para transformar tu mundo y el de quienes te rodean.