Toda nuestra vida hemos escuchado el término “vestirse para el éxito”, pero desde la pandemia esa expresión cobró un nuevo significado.
Ahora, a tres años de que el COVID ha terminado, muchas personas han regresado a la oficina y muchas otras están en un horario híbrido. Los días de trabajar en pijama o ponerse una camiseta “Zoom” para una reunión no son tan populares como lo eran hace apenas un par de años.
Con este cambio, muchos propietarios de negocios se vieron obligados a reexaminar el código de vestimenta de su empresa.
Los tiempos han cambiado y los empleados que trabajan desde casa se han acostumbrado a estar cómodos. Sin embargo, ¿se debe permitir a los empleados vestirse de la misma manera que se visten en casa los días que trabajan en la oficina?
Establecer un código de vestimenta que logre el equilibrio adecuado entre profesionalismo y comodidad personal puede ser una tarea desafiante.
A continuación se detallan algunos factores que los propietarios de empresas deben tener en cuenta para determinar el mejor código de vestimenta para su empresa.
Considere la naturaleza del negocio
Su código de vestimenta debe estar alineado con la naturaleza de su negocio e industria. Por ejemplo, una firma de abogados o una institución financiera pueden exigir un código de vestimenta más formal para transmitir profesionalismo e infundir confianza en los clientes.
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Por otro lado, una agencia creativa o una startup tecnológica podrían adoptar un código de vestimenta más informal para fomentar una atmósfera relajada y creativa. O tal vez, los empleados puedan vestirse profesionalmente los días en que los clientes estarán en la oficina y de manera informal cuando no lo estén.
Preferencias de los empleados
Considere las preferencias y niveles de comodidad de sus empleados. Considere realizar encuestas o participar en debates abiertos para evaluar sus opiniones sobre las políticas del código de vestimenta. Involucrar a los empleados en el proceso de toma de decisiones puede ayudar a crear un sentido de propiedad e inclusión.
Flexibilidad y adaptabilidad
Considere ofrecer flexibilidad dentro de las pautas del código de vestimenta. La implementación de una política de “informal de negocios” puede lograr un buen equilibrio entre profesionalismo y comodidad personal. Esto permite a los empleados expresar su individualidad manteniendo una apariencia refinada.
Directrices y educación
Cualquiera que sea el código de vestimenta que decida, comunique claramente la política del código de vestimenta a todos los empleados, brindando ejemplos y pautas específicas. Esto asegura que todos comprendan las expectativas y evita confusiones. Por ejemplo, existe una delgada línea entre vestir “casual” y parecer un vagabundo. Si su empresa tiene un código de vestimenta informal, sus empleados deben comprender que informal no significa levantarse de la cama en pijama. Incluso si optan por usar ropa deportiva o sudaderas, deben asegurarse de que combinen, estén limpias, sin manchas y sin arrugas.
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Revisiones y ajustes periódicos
Los tiempos cambian constantemente y los códigos de vestimenta no deben ser inamovibles. Revise y evalúe periódicamente la eficacia del código de vestimenta en relación con sus objetivos comerciales, la satisfacción de los empleados y las tendencias de la industria. Solicite comentarios a los empleados y esté abierto a hacer ajustes cuando sea necesario.
Para bien o para mal, el mundo laboral actual se ha vuelto menos rígido y más adaptable a nuestra nueva cultura. Los códigos de vestimenta son un gran reflejo de estos cambios y deberían servir como una herramienta para mejorar la productividad y la satisfacción de los empleados en lugar de ser una medida restrictiva.
Encontrar el código de vestimenta correcto puede ser complicado, pero una vez que elija una dirección, verá que su nueva política puede ser de gran ayuda para mantener a su personal feliz, comprometido y más eficiente.
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