La depresión es un trastorno emocional común, que afecta a millones de personas en todo el mundo. Puede representar un problema de salud importante si se presenta de forma recurrente y reviste una intensidad entre moderada y grave.
Para mí, la depresión es como caminar constantemente cuesta arriba.
La mayor parte del tiempo la colina tiene sólo una pendiente del uno por ciento. Casi ni se nota que es una colina. Camino, corro, salto, salto, hago volteretas y me detengo para oler flores bonitas y escuchar cantos de pájaros; hace sol y calor, con cielos azules y despejados.
Aunque tengo que esforzarme un poco para subir, los tiempos son buenos.
Y luego sucede algo en la vida, como el perder el trabajo, el tener que mudarse o tener discusiones constantes con la pareja, y mi colina comienza a volverse un poco más pronunciada.
Sigue siendo razonablemente fácil escalar, pero requiere un poco más de esfuerzo. Se vuelve un poco más oscuro a mi alrededor, como si el sol acabará de esconderse detrás de las nubes. Pero esta bien. Puedo hacerlo.
Y luego suceden otras cosas, cosas que estresan, como los tiempos de exámenes, o el llamar a mi amiga para pasar el rato pero ella no tiene tiempo, me tumban y ya no puedo hacer mis actividades habituales y mi colina se vuelve aún más empinada.
Y entonces, de repente, casi sin darme cuenta, estoy a cuatro patas, subiendo una colina muy empinada.
Se pone un poco oscuro a mi alrededor y hace bastante viento, como si se estuviera gestando una tormenta. La temperatura baja, se me pone la piel de gallina. Pero no miro la oscuridad a mi alrededor y detrás de mí. Todavía estoy apuntando al punto de brillo en la parte superior. Sé que llegaré allí pronto.
Me cuesta hacer contacto visual con la gente, salir a eventos sociales o llamar a mis amigos porque estoy muy concentrado en subir la colina.
Y luego suceden otras cosas, como contraer un virus o morir alguien a quien amo. Y luego mi colina es tan empinada que es como subir una escalera, pero resbaladiza y hecha de hierba, tierra y rocas.
¡Ahora me asusto un poco porque es muy difícil! Tengo miedo de caerme, pero sigo intentándolo, de seguir subiendo. Aunque apenas me muevo.
No puedo hablar contigo. Es como si me retirara a lo más profundo de mi mente y no pudiera conectarme con nadie. Realmente necesito toda mi concentración para no caer.
Y luego empieza a enamorarse. Realmente mucho. Se ha vuelto completamente negro, como en medio de una noche sin luna. Todavía hace mucho viento. Intento agarrarme a un mechón de hierba, aferrarme a algo, a cualquier cosa. Pero está resbaladizo y húmedo, se desliza entre mis dedos y caigo.
Y caigo colina abajo; A veces no tan lejos, a veces mucho antes de que pueda agarrar algo y detenerme. Y tengo miedo. Porque a esa altura de la colina está oscura, llueve y hay tormenta, y me siento muy solo.
Y en ese momento, la gente que me rodea (mis amigos, mi familia) se frustra conmigo. Porque a estas alturas estoy llorando todo el tiempo. (¿No lo estarías, atrapado en una tormenta en la oscuridad?).
La gente piensa que necesita, o creen que yo quiero o espero que lo hagan, volar en un helicóptero, tirarme una cuerda y arrastrarme de regreso a la luz del día, arreglarme…o salvarme.
Puedo entender que la gente quiera hacer eso, porque ya sabes, me gustaría que fuera así de fácil. Sería bueno. Pero nadie puede hacer eso por mí. Es mi colina. Tengo que escalarlo… solo yo puedo hacer eso.
Y lo que es tan reconfortante, en este punto, es que alguien trepe a mi lado. Eso es todo lo que quiero.
Solo alguien que se siente conmigo, seque mis lágrimas, tome mi mano, me dé palabras de aliento y me alimente de vez en cuando, mientras empiezo a hacer el viaje de regreso desde tan abajo.
¡Porque es una colina entera que tengo que subir! ¡Es realmente empinado tan abajo! Me va a llevar un poco de tiempo. Es difícil para mí siquiera recordar lo que se siente al estar cerca de la cima.
Pero lo estoy intentando, siempre estoy subiendo y finalmente vuelvo a la luz del día, donde se nivela y no es tan empinado ni difícil en absoluto.
Aunque puede ser difícil subir a mi lado, porque cuando estoy abajo tiendo a hacer cosas como llorar, ignorarte o enojarme contigo por nada, ¡vale la pena! Porque cuando me levanto y salto bajo el sol, soy una gran persona.
Si tienes a alguien en tu vida que está luchando por subir su propia colina en la oscuridad, ¿podrías no preocuparte por arreglarlo y, en cambio, simplemente recomendarte estar allí con él? A veces eso es lo más significativo.
Te dejaré unos consejos que pueden ayudar a una persona en depresión, pero primero reconozcámos los síntomas.
¿Cuáles son los síntomas de la depresión?
Todas las personas no desarrollan los mismos síntomas cuando sufren depresión, pero estos pueden ser algunos signos de alerta:
- Tristeza, ganas de llorar, sentimiento de vacío…
- Irritabilidad, frustración, a veces injustificada.
- Pérdida de motivación e interés ante cosas que antes estimulaban a la persona (desde deportes hasta relaciones sexuales).
- Pérdida de apetito.
- Insomnio o dormir en exceso.
- Cansancio y escasa energía.
- Ansiedad, inquietud.
- Sentimientos de culpa.
Estos problemas, mezclados con otros que pueden aparecer afectan, a veces de forma muy acusada, a las actividades cotidianas relacionadas con el trabajo, la escuela, relaciones sociales, etc.
¿Qué puedo hacer para ayudar a ese familiar o amigo con depresión?
- Sugiérele que busque ayuda profesional, un psicólogo o un profesional de la salud mental. Debe entender que su problema puede superarse mediante ayuda especializada. Infórmate sobre este trastorno y cuáles son las posibilidades de tratamiento.
- Ofrécele tu ayuda para preparar la primera consulta o para acompañar a las sesiones de terapia familiar si este es el caso.
- Presta atención a cualquier complicación o síntoma de que el problema empeora.
- Ayúdale a descubrir los problemas concretos que le hacen sentirse mal para encontrar la forma de poder afrontarlos. A veces las personas con depresión no son capaces de identificarlos; en otras ocasiones, sí. Pero puede que al hablarlo sea más sencillo encontrar alivio o una solución.
- Comparte actividades que puedan resultar motivadoras para esa persona. Sin obligar, solo animándola a hacerlas.
- Evita frases como “anímate”, “no aparentas estar triste”, “no tienes motivo para estar así”… Nadie elige estar deprimido, muchas personas intentan poner buena cara mientras “la procesión va por dentro” y nadie es capaz de animarse en ese estado, no puede cambiar el chip sin más. Es más importante motivar y ofrecer apoyo para que pueda superar el problema, que entienda que cuenta contigo y que estás dispuesto a hablar y a echar una mano.
- No la critiques ni juzgues. Al contrario, procura reforzar su autoestima. Reconoce cada intento y cada paso que dé por salir adelante. Recuérdale cuáles son sus cualidades y el mucho potencial que tiene.
- Ayúdale a reducir el estrés en su ambiente cotidiano. Las rutinas, un mínimo de organización y los horarios (comidas, sueño, actividad física…) pueden ayudarle a tener una mayor sensación de seguridad y control.
- Habla con ella sobre los beneficios y los inconvenientes de cambiar su situación. Y si existe motivación para ello y disposición para hacer el esfuerzo, podéis establecer unas metas que sean alcanzables, cambiar ciertos hábitos que le puedan llevar a sentirse mejor.
- Debes estar muy alerta ante cualquier idea de suicidio o signo de alarma en este sentido y poder llegar a tratar el tema para que entienda lo importante que es como persona para ti y para la gente de su círculo.
- Estar al cuidado de una persona con depresión es duro. Debes buscar ayuda en tu entorno y tomar medidas para combatir tu agotamiento y frustración. Es importante que la persona cuidadora se cuide, que pueda desconectar con cierta frecuencia.
- Debes tener mucha paciencia y mantener un espíritu positivo, ya que los síntomas de la depresión mejoran con el tratamiento, pero puede hacerse muy largo. Todo depende del caso y de cómo responda a la terapia.
Síguenos en Instagram, Facebook, Twitter.
¡Qué sería del mundo sin #ellas!