A principios de año, Shakira descolocó mediáticamente a todo el mundo al airear públicamente su despecho por la ruptura con el ex jugador del Barça Gerard Piqué. Lo hizo con una canción en una colaboración junto a Bizarrap que eran una sucesión de dardos contra Piqué, su actual pareja Clara Chía, y la familia del ex defensa azulgrana.
También se despachaba con sus causas judiciales pendientes con la Agencia Tributaria al entonar que “me dejaste de vecina a la suegra, con la prensa en la puerta y la deuda en Hacienda”.
Este lunes, numerosa prensa esperaba en la puerta, pero no del domicilio de la cantante colombiana, sino de la Audiencia de Barcelona a que Shakira apareciera para sentarse en el banquillo de los acusados, ya que la Fiscalía le pedía ocho años de prisión por seis delitos contra Hacienda.
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Sin embargo, en las últimas semanas se habían intensificado los contactos entre los asesores legales de la artista y las acusaciones, tanto el Ministerio Público como la Abogacía del Estado, por lo que al final se alcanzó un acuerdo y Shakira eludió las 12 sesiones del juicio previstas así como tener que escuchar a 117 testigos, entre ellos muchos ex empleados de la cantante, directivos de empresas, trabajadores de peluquerías, centros de belleza o de restaurantes entre otros, que iban a desmenuzar la vida privada de la artista entre 2012 y 2014, justo al inicio de su relación con el entonces jugador del Barça Gerard Piqué.
En una escueta comparecencia, Shakira, que vestía un conjunto de traje chaqueta rosa pálido, reconoció haber cometido seis delitos contra Hacienda y defraudar 14,5 millones de euros en impuestos en esos años. Así aceptó una pena de tres años de prisión, que no cumplirá al carecer de antecedentes penales, así como el pago de una multa de más de 7,3 millones de euros.
Tras el acuerdo, la Audiencia de Barcelona condenó in voce a la cantante y le sustituyó la condena de cárcel por el pago de unos 432.000 euros. Shakira, que sólo admitió ante el tribunal el delito en una breve comparecencia, no ingresará en prisión.
El tribunal aplicó a la cantante la atenuante muy cualificada de reparación del daño para rebajar la petición inicial de 8 a 3 años de prisión ya que Shakira había pagado “la totalidad de las cantidades defraudadas y los intereses de demora, que ascienden a la suma total de 17.454.063 euros”.
La Fiscalía remarca que la cárcel se sustituye por 432.000 euros de multa y “subsidiariamente se suspenderán las penas de prisión impuestas por un tiempo de dos años condicionado” a que Shakira “no delinca en dicho plazo”.
En este sentido, la cantante tiene otras causas penales abiertas en España. El Juzgado de Instrucción número 2 de Esplugues de Llobregat investiga otra querella de la Fiscalía contra la artista también por fraude a la Agencia Tributaria ya que le reclama una deuda de 6.686.502 euros por la declaración de 2018 del IRPF y el Impuesto sobre el Patrimonio. Habrá que ver si Shakira también alcanza un pacto en este procedimiento y cierra de esta forma sus problemas con Hacienda, que ya hacen cinco años que duran.
No es triunfo ganar si el precio es que te roben tantos años de tu vida
Pese a no declarar, ni ante el tribunal ni ante los medios, la artista emitió un comunicado en el que aseguró que aceptó un acuerdo por cuestiones familiares consciente de que ahora su prioridad son sus hijos. “Me sentía lista para enfrentarme a un juicio y defender mi inocencia. Mis abogados estaban convencidos de que teníamos un juicio ganador. Sin embargo, después de muchos años de lucha, he tomado esta decisión. Tenía dos opciones: seguir peleando hasta el final, hipotecando mi tranquilidad y la de mis hijos, dejar de hacer canciones, álbumes y giras, sin poder disfrutar de mi carrera y las cosas que me gustan, o pactar, cerrar y dejar atrás este capítulo de mi vida mirando hacia adelante”, señaló Shakira.
“MIS HIJOS ME LO HAN PEDIDO”
Además indicó que “he llegado a la conclusión de que no es triunfo ganar si el precio es que te roben tantos años de tu vida. Admiro enormemente a aquellos ciudadanos españoles, como Xabi Alonso, Sito Pons y tantos otros, que han luchado hasta el final invirtiendo años de sus vidas en esto, pero para mí, hoy, ganar es recuperar mi tiempo. ¿De qué me sirve ganar un procedimiento al final si hay que luchar 10 o 15 años y perderlo todo por el camino?”.
Por eso, remarcó que “tengo que escoger mis batallas y la más importante para mí ahora es hacer todo para que mis hijos vivan una vida plena y enfocarme en lo que es realmente importante: verlos crecer y pasar tiempo con ellos, sin someterlos a la angustia de ver a su madre en un juicio penal con el desgaste que supone. Ellos mismos me lo han pedido, y por ellos he tomado esta decisión. Han vivido tiempos muy duros y quiero que me vean feliz por fin y mirar juntos hacia el porvenir”.
Consciente de que quiere cerrar una etapa, Shakira aceptó un acuerdo que evita la “exposición mediática” de su vida privada durante semanas así como un juicio que “en muchas ocasiones es de una longitud extenuante”, según sus asesores legales. Hace meses que inició otra vida en Miami y esta visita a España durante una semana le ha servido para tocar el cielo al recibir numerosos galardones en los Latin Grammy y tener que enfrentarse a fantasmas del pasado en Barcelona. Habrá que ver si la experiencia inspira otra canción.
Mucha expectación y diez minutos de juicio
No fue un día fácil para Shakira aunque el trámite apenas duró 10 minutos. Fue el tiempo que tardó en llegar a la Audiencia de Barcelona, sus abogados Pau Molins y Míriam Company salieron a recibirla, y ratificar el acuerdo con un escueto “sí” ante el tribunal. Antes se explayó un poco más, no mucho, ante los periodistas concentrados dentro del Palacio de Justicia a los que respondió con un lacónico “ahí vamos” cuando le preguntaron cómo se encontraba. Shakira estuvo cabizbaja consciente del duro trance que le esperaba.
En un comunicado, la artista afirmó que “esta decisión de pactar se basa en razones personales, emocionales y sentimentales que nada tienen que ver con lo jurídico” y antepuso la necesidad de estar con sus hijos y seguir con su carrera en vez del “desgaste” del proceso judicial. Sin embargo no todos fueron malos momentos en su vista a una Audiencia de Barcelona fuertemente blindada por los Mossos d’Esquadra. Junto a numerosos medios de comunicación gráficos que captaron la entrada y la salida de la artista también habían algunos admiradores que no dejaron de lanzarle piropos como “besos guapísima” o “fuerza”, a los que ella correspondió con un beso al aire, un saludo y un gesto de cariño tocándose el corazón mientras dibujaba una sonrisa.
Con información de: EL MUNDO
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