Todos desempeñamos un papel fundamental en la sociedad. Pero he jugado con la noción espiritual de la Nueva Era de que todos tenemos un propósito único que cumplir en la Tierra, un propósito para el cual hemos elegido estar aquí.
Solía preguntarme si sólo podría ser feliz si encontraba este propósito rotundo y esquivo.
Si supiera el propósito de mi alma, creería que mi vida de repente tendría significado y vitalidad sin fin. Una vez que encontré mi propósito, saltaba de la cama todas las mañanas y bailaba por la cocina, cantando mientras preparaba mi café matutino. Debido a que mi alma había encontrado su propósito, tendría gozo y plenitud eterna.
Entonces, como muchos antes que yo, comencé a buscar. Busca, busca y busca un poco más. Años y años de ello. Innumerables noches sin dormir. Miles de los mismos cuestionarios de personalidad y de carrera. “¿Que debo hacer con mi vida?” cuestionarios. ¿Alguien más puede identificarse, o solo fui yo?
Además de esto, estaba diseccionando mi carta natal astrológica. Calculando el número de mi camino de vida en numerología. Haciendo un millón de cursos para impulsar mi nueva vida.
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Fue agotador e implacable.
¿Y puedo contarles lo que encontré después de años de buscar, cuestionar, trastabillar, tropezar, buscar, comprender y tener epifanías? Encontré una inmensa confusión.
¿Y sabes qué pasa cuando cae una ficha de dominó? Quería respuestas, quería saber que hay más allá de este velo, y cayó la pieza. Ese pequeño y único impacto crea un río de destrucción que consume todo lo demás a su paso.
Entonces, al buscar inocentemente significado y propósito, terminé encontrando una ansiedad severa y debilitante. Ataques de pánico y ansiedad que duraban mucho tiempo.
Fui brutalmente herida por la depresión. Sentí profundos dolores de soledad e impotencia, y también desarrollé una necesidad constante de saber cómo resultaría todo en mi vida.
Años atrás, hubo noches en las que recé para quedarme dormida y no volver a despertarme nunca más porque me sentía impotente, sin importancia y completamente inútil. Sentí que había fracasado en la vida. Falle en ser humano. No podía encontrar un propósito o significado en la vida, entonces ¿por qué debería estar aquí? No merecía estar aquí.
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Constantemente necesitaba buscar más respuestas, leer más libros de autoayuda, hacer más talleres para “encontrar tu propósito” y contratar más entrenadores de vida para obtener más calificaciones. Desarrollé una necesidad incesante de encontrar lo que se suponía que debía hacer con mi vida. Porque sin él me sentía completamente inútil e inherentemente indigno de ser amado.
¿Por qué simplemente no puedo encontrar la felicidad o la alegría? ¿Por qué no pude ver esto que se suponía que debía hacer en mi vida?
Tenía once años cuando descubrí el camino de la autoayuda espiritual. Todos los cristales, las cartas de los ángeles y la comunidad de yoga se sentían muy bien en aquel entonces, había llegado ahí después. deuna serie de sueños extraños. Me sentí como en un mundo secreto, mágico y alternativo que había encontrado.
Sin embargo, ahora, después de diez años de seguir este camino, a veces me pregunto si me ha traído más daño que bien.
Me perdí una gran parte de mi vida cuando podría haber seguido la corriente, permitiendo que mi vida se desarrollara naturalmente. En cambio, quedé paralizada y obsesionada con esta noción de encontrar propósito y significado en mi vida.
Entonces un día un entrenador me preguntó por qué tenía que seguir buscando. ¿Qué quiso decir con eso?
No se me había ocurrido que todo esto fuera una elección. Pensé que era algo que estaba obligada a encontrar.
Me di cuenta de que mi necesidad de devorar obsesivamente información sobre magia, esoterismo, vidas pasadas para hallar mi propósito era en realidad un intento de tapar una herida enorme y abierta.
La herida que decía “No soy digna como soy; No soy suficiente tal como soy. No soy adorable tal como soy”… ahora lo sé, y todos esos intentos de recordar mis vidas pasadas, dieron frutos, encontré el motivo de porqué me sentía así, pero eso sería un libro.
Esta comprensión toca una fibra profunda dentro de la mayor parte de la población humana. Desde la infancia se nos inculca que debemos lograr, hacer, crear y perseguir para ser dignos.
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Ya sea el cuerpo de sus sueños, el trabajo de sus sueños, el auto de sus sueños o la casa de sus sueños. Tomar X cantidad de vacaciones o tener Y cantidad de hijos.
La sociedad actual es como un tira y afloja. Nos empujan en todas direcciones. Le dijeron que todas las opciones disponibles son correctas e incorrectas.
“Consigue este último coche eléctrico; el gas está caducado. Tienes que ir a la universidad para tener éxito. No, no lo hagas; Sea un emprendedor y, en su lugar, inicie un negocio. Cada cuerpo es un cuerpo de bikini… pero te da pereza si no haces ejercicio en el gimnasio. ¡Cásate joven y ten hijos antes de que sea demasiado tarde!
En realidad, espera hasta que seas mayor y más sabia hasta sentar cabeza. Viaja por el mundo, pero ahorra todo tu dinero. Invierta lo antes posible para prepararse para el futuro. Pero además, la vida es corta; ¡Todos podríamos morir mañana, así que vive siempre hoy como si fuera el último!
¡AHHHHHHH! me tenía hasta la madre todas esas expectativas!
¡Y nos preguntamos por qué vivimos en una era de confusión!
Encontrar nuestra propia verdad y nuestro camino único en esta sociedad es lo más difícil que podemos hacer.
Es por eso que tantas personas están atrapadas en esta fantasía de que seremos felices una vez que logremos todas estas cosas, incluido encontrar un propósito. El propósito es otra cosa a la que podemos llegar para sentirnos realizados.
Me di cuenta de que estaba intentando poner una tirita en una herida del tamaño del espacio entre dos placas tectónicas.
Decidí que en lugar de seguir buscando, renunciaría a todo lo que había estado siguiendo durante los últimos diez años. Fue aterrador. Este camino era todo lo que había recorrido. ¿Qué significó dejar de buscar? ¿Qué haría si no necesitara encontrar un propósito? ¿Estaría perdida? ¿Me sentiría realizada? ¿La vida no tendría significado, o tal vez simplemente me derretiría en fragmentos de mi propio odio hacia mí mismo por rendirme?
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A pesar de todo este miedo e incertidumbre, sabía que era mi única opción.
Estaba cansado. Mi sistema nervioso estaba frito, mi cerebro revuelto y terminé. Ya había terminado por completo.
Entonces decidí dejar de pagar los ahorros de mi vida a los entrenadores y de hacer todos los cursos y calificaciones que pude encontrar. Dejé de leer libros de autoayuda. Dejé de preocuparme por todo lo que pongo en mi cuerpo. Empecé a hacer lo que quería hacer. Fue lo más liberador que he hecho jamás.
Lo más importante es que dejé de escuchar a los demás decirme lo que debería o no debería hacer. La única opinión que importaba era la mía.
Poco a poco, dentro de esta liberación, comencé a encontrar algo de paz en mi “círculo de lectura”, llamémoslo así, pero me di cuenta que había un enorme grado de competencia por ver quien sabía más o quién era más…y yo simplemente no soy así.
Al cabo de un tiempo, me refudié en lo que más amo, escribir… y la paz comenzó a llegar, nna paz que no había experimentado plenamente antes con respecto al rumbo de mi vida. Comencé a abrirme más a permitir que la vida se desarrollara de forma natural. Permitir que las oportunidades e ideas se presentaran cuando estuviera lista, todo comenzó a cambiar, incluso la manera en como me veía por fuera, porque había comenzado a florecer por dentro.
Obviamente, soy humano (al menos eso creo) y todavía estoy en mi eterno viaje de curación. Hay muchos días en los que todavía intento controlar, captar y planificar el futuro y hacer que todo sea menos incierto. Sin embargo, una vez que empiezas a aceptar la incertidumbre, puedes mirar hacia lo desconocido porque te das cuenta de que las cosas inciertas no siempre son negativas. De hecho, la incertidumbre puede resultar apasionante.
Si supiéramos todo lo que necesitábamos saber, no quedaría nada por explorar.
¿Y si el propósito de todo esto fuera conocerte a ti mismo? Constrúyete a ti mismo. Fortalécete. Cultiva un ser humano del que estés orgulloso. O simplemente un ser humano al que amas y con el que tienes compasión.
Y no me refiero a estar orgulloso de lo que posee o hace . Orgulloso de quién eres. ¿Te gustas a ti mismo como ser humano? ¿Dónde hay margen de mejora? ¿Eres amable? ¿Escuchas atentamente cuando los demás hablan? ¿Es usted paciente o amable? ¿Tienes o quieres construir una relación con Dios/el universo/lo divino?
Estas son las grandes preguntas de la vida que podríamos hacernos. Estas cosas nos dan más amor propio y propósito que cualquier otra cosa. Y lo mejor de todo es que es sostenible y duradero. Estas cosas no nos las pueden quitar una vez que las cultivamos.
¿Qué pasaría si el propósito de toda vida humana fuera simplemente tener una vida humana vibrando en el amor propio de una manera sana?
¿Qué pasa si nuestro propósito es simplemente estar aquí? Ahora. Como somos. Experimentar el espectro completo de la experiencia humana.
La alegría, el dolor, la paz, la tristeza, la ira y la felicidad, las risas y los llantos, el dolor profundo de lamentar la pérdida de un ser querido cuando tu corazón siente que va a explotar fuera de tu pecho y pintar el mundo en la oscuridad. Sentir las alegrías y el rompimiento de la barriga combinados con carcajadas aullantes compartidas entre amigos.
Ser humano es sentir. Y amar y expresar.
¿Qué pasa si el único propósito de que estemos aquí sea experimentar eso plenamente?
Esto no se encuentra en la compra del auto o la casa de sus sueños, pero puede encontrarlo si así lo desea. No necesariamente se encuentra en una carrera o viajando por el mundo, ¡pero puede serlo si tú también lo deseas!
¡Esa es la belleza de esta vida! ¡Puedes hacer lo que quieras! Y deberías hacerlo.
Si eso significa trabajar lo menos posible y dedicar tiempo a tus aficiones , entonces hazlo. Si eso es esforzarse por convertirse en el próximo multimillonario, entonces hágalo.
Pero recuerda experimentar ser humano en el camino.
No olvides que la única satisfacción que obtendrás en la vida es cuando te haces amigo y dominas tu mundo interior.
Comencé a escribir un diario sobre este tema y a hacerme preguntas que me indicaran quién quería ser en esta vida. Aquí hay cuatro afirmaciones y preguntas que me han ayudado.
1. Cambie la pregunta de “¿Qué quiero HACER en esta vida?” a “¿Quién quiero SER en esta vida?” Es una alteración simple pero profunda.
2. Cambie “¿Cuál es mi propósito?” a “¿Quiero impactar al mundo mientras estoy en él? En caso afirmativo, ¿qué causa significa más para mí y cómo puedo hacer una pequeña contribución? Tal vez te unas a un grupo activista o empieces a firmar peticiones.
3. Pregúntate ¿adónde irías y qué harías si fueras ilimitado? La respuesta aquí indica tus verdaderos placeres y goces. Intente incorporar más de ellos a su vida si puede.
4. ¿Qué harías si pudieras hacer cualquier trabajo en el mundo? O si el dinero no fuera un problema, ¿cómo vivirías tu vida? ¿Cómo llenarías tus días? La mayoría de la gente piensa que se pasaría el día tumbada en la playa bebiendo. Pero te prometo que, día tras día, eso envejece muy rápido.
Así que dedica tiempo a pensar realmente en esto. ¿Qué harías realmente? ¿ Qué te gustaría hacer con todo ese tiempo libre? Esto indica lo que estarías haciendo si no dejaras que las creencias limitantes se interpusieran en tu camino y te muestra lo que elegirías hacer si tuvieras tiempo y libertad.
Mis respuestas personales a estas preguntas fueron pasar tiempo en la naturaleza. Estar con animales en un santuario y viajar por el mundo como voluntario. Aprende todo sobre nuevas culturas y estudia filosofía y temas esotéricos.
Me di cuenta de que tenía que realinear mi vida. No tuve que buscar algo externo. Necesitaba alterar las vías del tren de mi vida para que apuntara nuevamente a mi estrella del norte.
Sin presión, sin más búsqueda. No más búsquedas (en este contexto). Sin embargo, me encanta aprender, leer, escribir y estudiar.
Pero al renunciar a todo y rechazar todo lo que pensaba que “debería ser”, encontré el camino a casa, a las cosas que ya soy.
Ya no siento que necesito cambiar el mundo para que sea digno de amor, ya no lloro por no poder acabar con la pobreza, hago lo que me toca, en ese pedacito que aire que respiro.
Hacer las pequeñas cosas simples que hacen que valga la pena vivir la vida funciona y ya es más que suficiente.
Estas cosas pueden crecer y cambiar conmigo a medida que evoluciono. Y eso es maravilloso. El propósito no es un destino fijo. El propósito es un viaje; lo llevas contigo y cambia a medida que creces y cambias.
Todo lo que necesitas hacer es verificar en tu brújula interna hacia dónde quieres ir, sigue adelante…pero sobre todo sigue a tu corazón.
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¡Qué sería del mundo sin #ellas!