Tu armario con esencia de boutique; lleno de prendas, cada una de ellas perfectamente ordenadas por colores texturas y marcas de alta gama. Una enorme zapatera con distintos tipos de calzado esperando a ser usados y otros espacios queriendo ser llenados. Repisas repletas de bolsos y accesorios formados por tu exclusiva preferencia.
Y entre tanta perfección existente en tu propio aparador, te encuentras con algo que no termina de encajar, “el desuso”. Un pecado en su totalidad, pero es que hay tanto, que ya no sabes ni qué es lo que tienes o que en todo caso lo adquiriste con la mayor fascinación y al final de todo, paso a ser un fantasma en tu closet porque jamás supiste cómo portarlo.
Quizá te encontraste con ese artículo que llegarías a usar en cierta ocasión que jamás llegó, tal vez te lo obsequiaron y sencillamente lo detestas.
Estas y un centenar de razones por las cuales continúas teniendo esta relación de “cliente” con tu propio armario al no ser capaz de usarlo en su totalidad y al contrario de concentrarte en darle una solución, sigues alimentándolo de un stock interminable, para después terminar desechando prendas a las que tal vez nunca les diste un uso o en el peor de los casos resguardándolas sin ninguna utilidad.
Con esto pareciera que no existe más daño que el que pudiéramos hacerle a nuestra cartera y al mal uso de nuestros espacios. Pero el problema es más grande que sólo unas prendas de más, ya que nos encontramos en un estado de emergencia ambiental y económica en el que el gasto desmedido en prendas, ya representa una gran red flag en nuestra vida. ¿Y cómo podemos darle una solución?
Te cuento:
Lo primero y lo más importante será reconocer tu estilo y proporciones corporales para así poder comprender de mejor forma aquello que logra maximizar nuestros atributos y por supuesto nuestra personalidad. Dejando de lado esas prendas que más allá de favorecernos sólo evidencian aquello que puede llegar a darnos una imagen erronea de como realmente nos vemos.
Después será momento de poner manos a la obra y comenzar con una auditoria de closet en la cual deseches prendas de forma definitiva preguntándote si realmente te gusta o no; si lo volverías a usar o es algo que jamás te gusto y si es algo que va con tu estilo de vida.
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Estas prendas claramente no tienen que ir a la basura, ¡prohibido! Siempre existe la opción de donarlas, intercambiarlas con alguna amiga que quizá pueda tener ese algo que tú necesitas, obteniendo un “ganar ganar” o lo que siempre es opción, recuperar tu dinero vendiéndolas en tus redes o en algún bazar.
Siempre habrá alguien que se vuelva loca por una prenda que quizá tú ya no.
Ya hecha nuestra selección de lo que queremos eliminar, podemos hacer un segundo filtro con esas prendas protagonistas que quizá sólo te pusiste una vez y nunca más. Puedes considerar darle más oportunidades o hacer un cambio en el que de la mano de algún diseñador generes una prenda completamente diferente teniendo únicamente el recuerdo de la anterior y por mucho menos de lo que llegarías a invertir en una nueva.
En el momento en el que tengas tu selección, procederemos a analizar detenidamente todo aquello con lo que nos quedamos, para saber qué es lo que objetivamente necesitamos y no tenemos. Esto nos servirá para comenzar a hacer compras inteligentes y no por impulso.
Concentrándonos en las compras inteligentes, es necesario tener en cuenta distintos factores como precio, calidad, duración, qué tanto uso le voy a dar a mi nueva adquisición, si realmente vale la pena la compra e incluso, de manera consiente comenzar optando por marcas sustentables, bazares o diseños upcycling.
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Ya teniendo tu armario renovado, puedes darle un acomodo que sea práctico y facilite visualmente la forma en la que diariamente podrás seleccionar tus prendas.
Estos como una serie de consejos básicos que estimularan diferentes situaciones en tu vida, como armonía en tus espacios, reducirán los tiempos que inviertes eligiendo qué ponerte y prevendrá que existan estos gastos de más, que a fin de cuentas se hacen sin ninguna utilidad o razón aparente.
Optar por estas adecuaciones, se está volviendo una necesidad de carácter ético, ya que cada vez somos más humanos por todo el mundo, sumando a esto la producción desmedida de ropa que poco a poco aporta a convertirse en basura.
Sin mencionar el impacto psicológico que de forma paulatina se ira generando en nuestro día a día por dar paso a hábitos primitivos de consumismo, cuando la solución está en nuestras manos al contribuir desde algo tan simple como lo que usamos y la forma sensata en la que lo hacemos.
Sumándote a estos cambios, descubrirás como en la sustentabilidad, puedes encontrar la elegancia de saber escoger sin claudicar en tener una galería de prendas que jamás usaras.
-Jacqueline Carrera, Asesora de imagen y fashion stylist
¡Qué sería del mundo sin #ellas!