Fácilmente podemos visualizar la moda como fugaz e impaciente, por sus repentinos y a veces poco comprensibles cambios de tendencias que llegan a ponerse en constante prueba para lograr su aceptación. Siendo algunas especialmente acogidas por una mayoría, en un periodo más largo y otras con un impacto tan vulnerable que apenas y llegan a ser percibidas.
En el caso del “denim”, por ejemplo, pudimos ver hace ya 20 años, cómo obtuvo una enorme popularidad en su uso para pantalones, faldas y chamarras hechas del material mismo.
Aunque se pueden valorar los 2000 como su época de auge, no podemos dejar pasar por alto que justamente este material le precede una digna historia de contar respecto a sus orígenes.
Los cuales comprenden desde 1800 cuando su uso comenzó a darse específicamente con motivos de protección para los mineros, debido a que su resistencia y grosor eran ideales para soportar las duras jornadas.
Después se pudo apreciar su incorporación en un uso más cotidiano en los 50 ́s cuando grupos estudiantiles buscaban opciones más cómodas y practicas de vestir.
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Entre los 60 ́s y 70 ́s comenzó a cobrar todavía más fuerza al ser valorada como una pieza que representara la igualdad y la democracia al vestir; tanto por su antecedente laboral, como por su aceptación en el uso para mujeres y cualquier estrato social.
En los 80 ́s, por su parte, se le dio un recibimiento diferente al pretender como principal objetivo la estilización del cuerpo y la intervención de la prenda en una propuesta más creativa que fuera desde los parches, bordados, deslavados y demás.
Los 2000, sin ser la excepción se vieron caracterizados por sus distintas propuestas de implementación en prendas, accesorios, calzado y por si fuera poco en su proyección a través de artistas como Christina Aguilera, Britney Spears, Justin Timberlake, entre otros; quienes lograron generar, sin lugar a duda lo que sería una tendencia con gran impacto.
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Con seguridad podemos decir que se ha posicionado como uno de los textiles con más alta demanda en todo el mundo, más esto también ha apoyado a que su uso desmedido, sea el causante de una gran contaminación y sobreconsumo de agua.
Ya que actualmente podemos comprender que en la elaboración de un pantalón de mezclilla pueden llegar a utilizarse hasta 3,780 litros de agua, así como las alteraciones ambientales que recaen por el uso de pesticidas en los campos de algodón.
Por lo que si bien, estamos agradecidos y emocionados con su regreso, también es importante tener en cuenta que su uso debe representar un privilegio y más allá de eso, un compromiso de hacerlo de la forma adecuada. ¿y cual es la forma adecuada?
Bueno, en primer lugar, debemos optar por consumir marcas que sean socialmente responsables con el medio ambiente, ante su reducido uso de agua, químicos y su incorporación de mezclilla de segunda mano.
Otra alternativa que siempre estará vigente es escarbar en los tesoros del pasado para encontrar en tu armario o en el de la tía, para encontrar aquellas prendas de mezclilla que ya no has vuelto a usar para así darles una segunda oportunidad. Y si tu temor va de no querer lucir anticuada, te dejo algunos consejos de cómo incorporar de forma creativa el denim en tu vida, según tu estilo.
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Una gran alternativa y que justamente es la que más te ayudará a estilizar tu figura y a resaltar tu elegancia al vestir, será la utilización de “Denim, sobre denim”, que justamente consistirá en incorporar dos piezas de mezclilla que harán juego entre ellas.
Otra alternativa será el “Total look en vestidos largos” con los que podrás lucir tus mejores plataformas y cinturones para dar un impacto a tu estilo más dramático.
Si los contrastes son lo tuyo, puedes optar por combinar prendas de mezclilla que generen un salto entre sus colores, cuidando que los cortes de estas te favorezcan de forma adecuada.
Si buscas darle vida a tus outfits, debes probar el “Demin sobre demin de colores” en un efecto deslavado que puedes lograr tú misma en casa. Esto puedes hacerlo en una monocromía o hasta mezclar distintos tonos que resalten lo mejor de ti.
Y ya que empezamos a ponernos creativas, ¿por qué no probar el patchwork? Puedes hacerlo al intervenir diferentes prendas que formen desde una sola pieza, hasta un conjunto singular.
El denim, nunca se ha ido, pero por mucho tiempo permaneció cautivo en piezas básicas y sencillas. Ahora que a resurgido con tanta fuerza, no te puedes quedar atrás. Sé parte de esta nueva tendencia y explora la mejor versión de ti.
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