Exponer temas como el alma y el estilo en una conversación espontanea pueden transportarnos a una variedad de situaciones y comentarios con gran semejanza entre ellos.
Al punto de que vagamente se pudiera pensar que se habla de lo mismo. Porque si bien ambos temas pueden llegar a tener una escasa comprensión y un origen que remonte en la esencia individual, también han llegado a ser valorados como inexistentes para justificar la falta de conocimiento en relación a estos.
En consecuencia, podríamos introducirnos en la interrogante de ¿si es cierto que todos tenemos estilo o si algunas personas llegan a carecer del él? y por otra parte esclarecer todo lo que este conlleva.
Y es que si existe alguna especie de confusión al abstraerlo, no ha sido más que culpa de la mercadotecnia que cada una de las marcas nos ha querido ilustrar para que caigamos en la trampa y adoptemos la idea de que el consumo de las mismas nos brindara el tan buscado “estilo”.
Mientras aquellos que no pueden o simplemente no gustan de ellas, pierden de forma instantánea dicho privilegio. Aunque por otra parte, no las podemos culpar de lleno por su valiosa intención de venta y proyección que de manera admirable han construido.
Ya que en este camino de confusión podríamos toparnos también con diferentes autores o hasta los simpáticos “gurús de la moda” que en su intención de vender su verdad como única y valida, nos terminan inyectando un imposible en lo que a la evolución del mismo podría llevarnos con una correcta orientación.
Y para nada se trata de dar a entender que sus consejos sean falsos e inservibles, sino que han tratado de encasillar un concepto tan amplio en una burbuja tan pequeña como lo es su propia percepción, poniendo en duda y rechazando por completo cualquier otra.
En relación, esto nos llevaría a la primera interrogante en la que pudiéramos determinar si sí se tiene o simplemente no a todos les toco. Y la respuesta pareciera caer en un no, pero afortunadamente es de lo más alentadora.
Sin más rodeos, es correcto, todas tenemos nuestro pase directo para reclamar ese derecho a decir “sí, por supuesto que lo tengo y si no puedes verlo es porque no lo comprendes”.
Más el único problema real aquí es el cómo sacarle el mayor provecho a este valorado accesorio personal y lo primero, como en todo, sería escarbar un poco para así poder identificarlo y para eso podríamos valorar dos principales situaciones que van del “cómo me veo” o el “cómo me quiero ver”.
Porque claro que la primera puede comenzar a arrojarnos datos de la personalidad, los gustos y las necesidades que desesperadamente buscan su evolución. Aunque si indagáramos un poco más, también podríamos encontrarnos con que esta discreta imagen sólo nos muestra todo lo que no se atreve a ser, por lo que la tarea sería ver hasta dónde se está dispuesto a llegar para proyectar un estilo en su totalidad.
Para esto, nos apoyaremos de ciertas bases que te servirán como herramientas para emprender esta búsqueda. Se trata de los estilos universales, que aunque sólo conforman una ligera capa de todos los existentes, te serán de gran utilidad.
Comenzando por la sencillez y la elegancia nos concentraremos en el “clásico”, el cual se caracterizará por distintos detalles como una personalidad imponente y segura, ya que estás mujeres siempre tendrán todo bajo control gracias al estricto orden y pulcritud con la que a lo largo de su día suelen manejarse.
Además su selección de colores siempre se inclinará hacia lo neutro como blancos, negros o tonos tierra. Mientras que sus prendas resaltaran por sus cortes rectos y estilizados; siempre siendo acompañados por accesorios sutiles y discretos que no vayan más allá de la plata, el oro o incluso algún ligero toque con perlas.
Siempre con un cabello bien cuidado y cuidadosamente peinado; que irá acompañado de un maquillaje ligero y natural. Con este estilo en particular puede existir el miedo de llegar a lucir anticuadas, más siempre podemos elevarlos a un aspecto más moderno que refleje la vanguardista que llevas dentro.
Después podemos dar ligeros pasos para encontrarnos con un similar que sin muchos esfuerzos nos hará mirar al pasado a través de sospechosos elementos que nos griten “tradicional”; en este podremos ver siempre a una mujer que abrazará los recuerdos a través de colores tierra, grisáceos e igualmente blancos como su más leal contraste.
Estampados pioneros como el tartán, la pata de gallo, el príncipe de Gales y demás, que en compañía con sus cortes alargados y perfectamente a la medida nos recordarán la importancia del conservador “buen vestir”.
Este no encontrará mejor entendimiento que en sus textiles naturales y sus sutiles accesorios que selectivamente se conformen por algún brazalete, reloj o hasta un prendedor. Y por supuesto, buscará neutralidad con un ligero peinado recogido y un maquillaje natural.
Para relajarnos un poco, nos introduciremos en una atmosfera más amigable con una mujer que se permite gozar de la sencillez a través de un estilo “natural”. Que si bien, muchos podrían llegar a confundirlo con un aspecto dejado y desequilibrado, será necesario esclarecer la importancia del extremo cuidado que se debe tener con el mismo, pues se podría llegar a cometer diversos errores a partir de sus implementaciones.
Así que, entendiendo la personalidad de quien lo lleva, podemos destapar a una persona que alimenta su espiritualidad, que entiende su cuerpo y por eso mismo defiende su cuidado de adentro hacia afuera.
Por lo que siempre buscará un equilibrio en su guardarropa al proyectar una neutralidad de colores en la base de sus conjuntos con telas naturales y vaporosas; que a su vez estén inyectando la vida con acentos de colores y estampados con motivos naturales-orientales.
Además de una necesaria comodidad que se visibilizará desde su calzado de piso, hasta sus accesorios alargados y artesanales. Y en su búsqueda de libertad, veremos un cabello que prefiere ir suelto, más siempre sano e hidratado para hacerle compañía a un evidente cuidado facial.
Ya abrazando el entendimiento, es hora de pasar al “romántico” que cruzará miradas con la sensibilidad, el tacto y el detalle en un resultado de cortes cuidadosamente ornamentados, que caigan en el peso de prendas como vestidos, faldas o conjuntos.
Colores que se recibirán en totalidad, pero en sus tonalidades más ligeras. Texturas que serán protagonistas como el encaje, las transparencias y el satín. Sumando así sus estampados de lunares, flores y algunos tiernos corazones. Sin olvidar un maquillaje sencillo que adorne de ligeras sobras y un suave color de labios.
Por otro lado y para aquellas mujeres que buscan rendirle honor a cada uno de sus encantos, es necesario darle paso al “seductor”, del cual podríamos comenzar diciendo que ha sido injustamente juzgado o indudablemente mal implementado. Y es que de este y de su mal uso puede nacer la vulgaridad. Pero la solución converge en potencializarlo y esto vendrá meramente de una comunicación corporal que proyecte seguridad, poder y sofisticación, a través de movimientos sutiles, un correcto caminar y una postura elevada.
Esto vendrá en compañía de prendas que sin tratar de mostrar demasiado enmarquen la silueta y dejen ligeros escotes que seduzcan la imaginación. Estampados mayormente lisos y texturas que inviten a un tacto como el satín, encajes ligeros, transparencias equilibradas y complementos en piel. Los accesorios se mantendrán con estructuras estilizadas y con intenciones metalizadas.
El calzado irá en punta y ocasionalmente abierto. Resolviendo en un cuidado que detalle la apariencia de un maquillaje profundo de sombras oscuras y perfilados labios rojos.
Que si lo tuyo es verdaderamente el color, las diferentes texturas, los colores vibrantes y la implementación de accesorios innecesarios, no me queda más que decirte que esto es el “creativo”. Y se trata de la más segura, pero también la más sensible. Aquella que encontrara diversión al momento de elegir sus prendas, porque se dará cuenta de que con 10 prendas, tiene 30 oportunidades de lucir fabulosa, aun cuando pueda llegar a exagerar su selección.
Llegaremos a ver la utilización de cortes over size, calzado maximizado y contrastes por montón. Y si nos concentramos en su maquillaje, se entenderá como un reto personal en el que día a día puede aparecer con una nueva obra de arte en el rostro o incluso un ligero retoque que de equilibrio a toda la vestimenta.
Teniendo toda esta información, resulta comprensible el que tesientas todavía más confundida por no saber con cuál de ellos te sientes mayormente identificada.
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Y la verdad es que no hay nada de malo si ni siquiera lo hiciste con ninguno, ya que de estos 7 principales pueden desprenderse muchos más; o si con esto, tu hambre por un estilo solo aumento y a pesar de lo que muchos expertos podrían determinar, es alentador saber que puedes elegir más de uno e incluso mezclarlos.
Y como recomendación personal, todos y cada uno se deben explorar para así saber cuál es el que te llena de seguridad y que en esencia, enaltece tu brillo. Que nadie te lo dicte y hazlo tuyo.
¡Qué sería del mundo sin #ellas!