Hablar de autoestima implica hablar y reconocer el propio valor que damos a nuestro ser, la valoración que cada persona tiene de sí mismo. Se forma a través de un proceso de asimilación y reflexión mediante el cual se interiorizan las opiniones de las personas que son socialmente significativas para nosotros y las utilizamos como criterios propios para nuestra conducta.
La autoestima es la disposición a considerarnos competentes frente a los desafíos básicos de la vida. El auto concepto (que es de donde se deriva nuestra autoestima) es la idea general que elaboramos de nosotros mismos.
Esta ideación se va forjando desde la primer infancia en base a la manera como nos consideran nuestros primeros objetos de amor, pero es en la adolescencia donde se intensifica y se sufre de una desvalorización porque nos llegamos a sentir menos satisfecho con nosotros mismos debido a los cambios físicos y emocionales que se experimentan.
Para lograr avanzar en la construcción de nuestro concepto y desarrollar un alto nivel de autoestima es fundamental asumir los riesgos, no importando si caemos en equivocaciones, animarnos y ayudarnos a comprender que el error nos deja la oportunidad de un aprendizaje y sentir por lo tanto, orgullo por haberlo intentando aun cuando no hayamos logrado el objetivo.
Es importante tener presente frases constructivas, comprensivas y motivadoras y volver a retomar nuestro auto concepto positivo, así como tener en cuenta ciertas conductas dirigidas a nosotros mismos.
De vez en vez, es oportuno conectar con nuestro interior y poder vernos con todo el amor por nosotros mismos, estar conscientes de todo ese amor y más aún que ese mismo amor es el que despertamos en los demás como consecuencia del primero.
Para trabajar en esto y para ti, te sugiero llevar a cabo este ejercicio. Toma un espejo y ve tu rostro reflejado en él, ahora permite que fluyan los sentimientos que puedan surgir, déjalos que se expresen, ¡siéntelos!
Enfoca tu atención en el diálogo que estableces contigo, las creencias que se forman al vincular tu propia imagen con tus pensamientos, que quieres ver y sentir por ti para tener una relación armoniosa contigo mismo.
Y así, mirándote al espejo piensa en las situaciones del pasado que hayas superado favorablemente y date cuenta de todos los recursos y herramientas con que cuentas y de la capacidad resiliente que te ha de hacer admirarte y reconocerte.
Admira tu rostro, tu boca y como de ella brotan sonrisas y frases bonitas, expresiones de gratitud. Gestiona de la mejor manera posible lo bueno y lo no tan bueno, conectando con lo que vives día a día y de esta forma enlazarás con la plenitud, que es el estado donde sentirás que tus necesidades afectivo-emocionales están cubiertas.
¡Hoy es tu hoy, decídete a re direccionar tu destino!
¡¡Nos encontraremos nuevamente por aquí!! Hasta la próxima.
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