POR: JESÚS VÁZQUEZ TRUJILLO: (ESCRITOR, HISTORIADOR Y POLÍTICO)
Miguel Hidalgo, deseaba una independencia temporal, mientras los revolucionarios españoles expulsaban a las tropas de Napoleón Bonaparte de la península, y el rey Fernando VII recuperaba el trono, que había sido usurpado por José, el hermano de Napoleón, a quien llamaban “Pepe Botella”, por su afición a las bebidas alcohólicas.
Hidalgo no deseaba que las ideas liberales francesas entraran en la Nueva España, debido a que dicha ideología liberal emanada de la Revolución Francesa ponía en peligro los intereses del clero católico.
Es por ello que, en diversas partes de la península, se establecieron juntas de gobierno independientes leales a Fernando VII, como la de Sevilla, por ejemplo.
En la Nueva España, la noticia de la abdicación del rey Fernando VII en Bayona, Francia, en favor de José Bonaparte, cayó como una bomba, pues al quedarse España sin monarca, las colonias españolas en América, también perdieron el rumbo.
Por eso, el ayuntamiento de la ciudad de México, encabezado por el Lic. Francisco Primo de Verdad y Ramos, propuso crear un régimen central y autónomo, dependiente de la ciudad de México, para gobernar al virreinato, mientras se reestablecía el gobierno legítimo de Fernando VII en la península.
Esta idea, contó con el beneplácito y la autorización del virrey José de Iturrigaray, quien simpatizaba con las ideas de autonomía, hay que decir que el ayuntamiento de la ciudad de México, estaba formado por puros criollos (Hijos de españoles nacidos en el continente americano), por lo que los españoles peninsulares, vieron amenazados sus intereses, pues no querían que la Nueva España, estuviera gobernada por los criollos a quienes consideraban inferiores.
Por ello, el comerciante español Gabriel de Yermo, junto con otros españoles, aprehendieron al virrey José de Iturrigaray y a su esposa, doña Inés Jáuregui, la noche del 15 de septiembre de 1808, siendo deportados a España, donde se les procesó y encontró culpables de sedición.
Gabriel de Yermo y sus seguidores, impusieron como nuevo virrey al viejo mariscal de campo, don Pedro Garibay, un hombre de unos 80 años de edad, más manipulable y por lo tanto más acorde a las necesidades e intereses de los rebeldes.
En cuanto al Lic. Francisco Primo de Verdad y los demás miembros del ayuntamiento de la ciudad de México, fueron removidos de sus cargos y apresados en las cárceles de la inquisición. El Lic. Verdad, amaneció “sospechosamente” ahorcado en su celda.
Dos años después, en 1810, Ignacio Allende, convocó a un nuevo intento independentista transitorio, pues para esas fechas Fernando VII, aún seguía preso en Francia, y se temía que Napoleón también quisiera invadir a la Nueva España.
La conspiración fue delatada y descubierta, es por ello que a las 06:00 de la mañana del domingo 16 de septiembre de 1810.
El cura Miguel Hidalgo y Costilla, repicó las campanas de la parroquia de Dolores, en la entonces intendencia del mineral de Santa Fe de Guanajuato, como si llamara a la acostumbrada misa dominical.
Pero en lugar de eso, arengó a los feligreses y les dijo:
Mis amigos y compatriotas:
No existe ya para nosotros ni el rey ni los tributos.
Esta gabela (Impuesto, carga y/o gravamen), vergonzosa que sólo conviene a los esclavos, la hemos sobrellevado hace tres siglos como signo de tiranía y servidumbre; terrible mancha que sabremos lavar con nuestros esfuerzos.
Llegó el momento de nuestra emancipación; ha sonado la hora de nuestra libertad; y si conocéis su gran valor, me ayudaréis a defenderla de la garra ambiciosa de los tiranos.
Pocas horas me faltan para que me veáis marchar a la cabeza de los hombres que se precian de ser libres.
Os invito a cumplir este deber. De suerte que sin Patria ni libertad estaremos siempre a mucha distancia de la verdadera felicidad.
Preciso ha sido dar el paso que ya sabéis, y comenzar por algo que ha sido necesario.
La causa es santa y Dios la protegerá.
Los negocios se atropellan y no tendré, por lo mismo, la satisfacción de hablar más tiempo ante vosotros.
Debemos quitarles el mando a los gachupines, que se han entregado a los franceses, debemos salvar a nuestra santa religión de los impíos (Los liberales franceses)
¡Viva Fernando VII!
¡Viva, pues, la Virgen María Santísima de Guadalupe!
¡Viva la América, por la cual vamos a combatir!
¡Mueran los gachupines!.
¡Muera el mal gobierno!.
Don Miguel Hidalgo, jamás mencionó la palabra independencia en su arenga, lo que en verdad se pretendía era guardarle la Nueva España a Fernando VII, pues cuando Napoleón invadió España en 1808, las autoridades novohispanas quisieron traer al rey Fernando VII para acá, tal y como había sucedido con el rey Juan IV de Portugal, quien al ver invadido su país por las huestes napoleónicas, huyó al reino del Brasil, y se mantuvo ahí hasta que los franceses desocuparon Portugal, concediéndole su independencia, y nombrando a su hijo Pedro de Braganza como emperador del Brasil, bajo el nombre de Pedro I.
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