Las redes sociales son, sin duda, un gran lugar para conectar con familiares perdidos, compartir una gran noticia o mantenerse al día con los amigos.
Pero este mundo virtual puede estar afectando a nuestra vida real de más formas de las que creemos.
La psicóloga estadounidense Sherry Terkle lleva décadas estudiando y escribiendo sobre la relación entre nosotros y la tecnología, investigando las formas en que cada una se adapta y cambia a la otra. Afirma que nos estamos convirtiendo en “solos juntos” en presencia de la tecnología.
Que nuestra dependencia de las redes sociales y la tecnología móvil está perjudicando nuestra capacidad de fomentar relaciones significativas reales, enviar un emoji rápido es más fácil que una conversación en persona, ¿verdad?
Además, está cambiando nuestros comportamientos humanos cotidianos y fomentando el desarrollo de nuevos hábitos potencialmente perjudiciales.
Las marcas también son ahora más conscientes del impacto de las redes sociales, y la tienda de ropa Monki ha lanzado recientemente la campaña All The Feels, centrada en este tema, en apoyo de Mental Health Europe.
Hablando con tres personas influyentes en las redes sociales, destacan las realidades de la vida en el mundo social moderno.
Afortunadamente, se espera que este tipo de campañas de marcas a gran escala no haga más que crecer.
Así que aléjate de tu teléfono sólo después de terminar este artículo, por supuesto y reflexiona sobre si eres víctima de tu vida online:
Hacerlo por el gramo. Un fenómeno que ha invadido las redes sociales y la vida real es la idea de hacer cosas o ir a lugares sólo para publicarlos en las redes sociales.
Esta necesidad compulsiva de ganar likes, tener un feed bonito y contar una historia se ha apoderado de nuestra vida cotidiana. La pasta se enfriará antes de que hayas sacado la foto perfecta, pero ¿a quién le importa si tiene más de 100 likes? somos capaces de gastar miles en un outfit para una sola foto, preparar un coctel que quizá no nos tomemos por las calorías, ¿te das cuenta?
Hacer y mantener amistades es un trabajo duro, nadie tiene tiempo para responder a los mensajes y organizar reuniones es casi imposible.
Así que la tentación de la amistad con influencers es más fuerte que nunca. Tu gurú de la belleza, tu mamá bloguera o tu fanático de la FIFA favoritos pueden sentirse como amigos, pero sin el esfuerzo de corresponder.
A menudo se le llama el efecto “Ricitos de Oro” y parece que todos ganan. Pero, ¿estamos descuidando el tiempo que pasamos con nuestros seres más queridos?
El fanático de los filtros. El selfie perfecto no está completo sin ese filtro de Snapchat o Instagram. Difuminar la piel, añadir un brillo a los ojos, ¿qué no puede gustar?
Sin embargo, este práctico fijador de fotos puede ser bastante perjudicial para la forma en que nos comportamos y nos percibimos en el mundo real, y muchos de nosotros desearíamos poder llevar un filtro con nosotros.
Los medios de comunicación tradicionales, como las revistas, siempre se han considerado perjudiciales para la confianza en la apariencia física, pero la tecnología nos permite poner en práctica estos comportamientos y opiniones.
A medida que la tecnología y las redes sociales siguen desarrollándose, es importante distinguir entre nuestra vida online y la real.
Entender si nuestro comportamiento está cambiando como resultado de ello y si esto podría estar afectando a nosotros mismos en la vida real
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