Por: Cris Villegas
Cómo perder a un hombre en 10 días ¿La recuerdas?
Todas hemos visto esa película increíble, compramos nuestro helecho de amor, odiado a Kate Hudson en el vestido amarillo espectacular y puesto pausa cuando Matthew McConaughey salía sin playera… sin playera… Dios mío cuando ves ese trabajo… y lo bien bronceado…
¿Qué estaba diciendo? Ah sí, la película. Y es verdad que expone varios errores típicos de las mujeres cuando se trata de los hombres pero tal vez sea interesante analizarlo de ida y vuelta porque no son pocas las veces que se nos tilda de complicadas (somos más enredadas que cable de audífonos) pero en realidad sí hay ciertos “excesos” que determinan la disminución o total desaparición de nuestro interés hacia un chico:
El exceso de cursilería: Es cierto, las mujeres amamos los piropos, cuando nos dicen cosas lindas nos ponemos cual cachorro al que le rascan la panza, pero nunca falta el que se toma esto un poco demasiado en serio, pasa de piropero a Bieber fever y tú ya no sabes si agradecerle o firmarle un autógrafo.
Y ahí lo tienes queriendo “perderse en tus ojos” o comparando tu belleza con las estrellas del firmamento y empiezas a sentirte en medio de una canción de Christian Castro o un video de karaoke…
En realidad la gracia no está en llenarme de halagos refritos sino
que sean auténticos, que cuando te los digan sepas que nacieron de él y no del manual de los piropos.
Drama Queen: Hay una gran diferencia entre quejarse un poco, lo cual puede ser hasta adorable, y entre volverse un Drama Queen, que digo Queen la King ya.
Eres el hombre, mira yo sé que es el siglo XXI, en tiempos de la igualdad de géneros, el flower power y todo ese popurrí todo el tiempo y que yo rescate a todos los gatitos abandonados del mundo, claro que estamos para apoyarnos y cuidarnos cuando se requiere pero, una advertencia importante: si eres uno de esos gatitos tirados que piensa que a nosotras nos encanta hacer de madres/enfermeras/psicólogas, todo el tiempo te digo de una vez que una mujer que te empieza a ver como niño es probable que después no esté interesada en hacer “cosas de adultos”.
Además de que cuando en realidad lo necesites te pasará como Pedro y el lobo y ya no estaremos tan receptivas a ayudarte cuando lo requieras.
El exceso de publicidad: “Flaquita, tú no sabes con quién estás hablando.
Espero que estés yendo al gimnasio porque conmigo no es una prueba de 100 metros, es una maratón” Ahhhhhhh claro tú eres un semental, por supuesto.
Eres un potro salvaje, una bestia indomable. Eres el amante en el que se han inspirado todas las novelas rosas. Tú las dejas bizcas, caminando raro y en palabras de algún imbécil que conocí una vez
“arruinadas para los demás hombres”.
Sweety, el tema del marketing personal te lo estás tomando un poquito a pecho.
Entiendo la parte en la que quieres tratar de impresionarme con todas tus fantásticas cualidades y habilidades pero tu discurso me genera tanto interés como el infomercial de sartenes de fibra volcánica.
Déjame a mi ir descubriendo tus supuestas bondades y si estás tan seguro de tenerlas, pues asumo que no me será difícil de encontrarlas.
El exceso de celos: Nunca falta el desubicado que ha salido un par de veces contigo y decide que tiene la potestad de empezar a pedirte
explicaciones de quien como cuando y porque.
Posesivo, inseguro y un tanto stalker si eres de los hombres excesivamente “territoriales” probablemente las mujeres saldrán corriendo más rápido que si hubiera cierra y si le sonrío al mesero es porque desearía que trajera mi plato antes de que me coma los dedos de hambre.
Los celos son divertidos en cantidades medidas, sin mucho drama ni complejos, pero si empiezas a ponerte todo “Atracción fatal” no te sorprenda que la chica en cuestión desaparezca al puro estilo de Houdini.
El exceso de pasividad: Él es un caballero, un chico que sabe respetarte, darte tu sitio. Que no te trata como un objeto, que mantiene su distancia, que quiere que las cosas vayan con calma por lo que no intenta nada contigo, PERO NADA DE NADA y tú que no estás en tercer grado ni en el club de abstinencia.
Las mujeres disfrutamos de la iniciativa y una cuota sana de deseo por su parte siempre funciona, porque nos hace sentir deseadas así que deja el catecismo en la mesa de noche y plántame un buen beso.
Mejor pedir disculpas que pedir permiso. Todo en justo equilibrio lo que nos lleva al siguiente punto.
El exceso de agresividad: Si bien no los queremos tan pasivos, también todo tiene que ir en su justa medida. Estudié una carrera, me gusta leer, tengo planes a 5 años y me sé un par de buenos chistes cortos.
Seria buenísimo que esto te importara, pero estás muy ocupado mordiéndome el cuello y no me malinterpretes, está buenísimo esto de besarte, el sexo puede ser una verdadera bomba, pero todavía no sé tú segundo apellido.
Las mujeres somos comunicativas, parlanchinas, por eso siempre vamos juntas al baño (por eso y para cuidar la puerta) porque nos encanta hablar. Y no creas que no me doy cuenta que cada vez que intento tener una conversación de más de 3 frases contigo a ti te importa un mango tienes esa cara de “no te estoy escuchando, sólo estoy pensando en si ese escote se puede abrir más”.
Te digo un secretito a ti que te encanta ver formas de cómo ir más allá, una de las cosas más sexis que puede decir un hombre es “Cuéntame más sobre ti”.
Al final como dice en la película “All is fair in love and war”
“En el amor y en la guerra todo vale”. Esto no es una receta y mucho menos la fórmula del éxito, son sólo detalles que ayudan a construir pero no constituyen la base de una relación.
Lo verdaderamente valioso está en encontrar una persona con la que puedes ser tú mismo y esa libertad te lleve a ser todo lo grande que puedes ser.
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¡Qué sería del mundo sin #ellas!
