Por Cris Villegas
Cuando somos niños empezamos a formar nuestro modelo de amor más puro, vemos en nuestras mamás a esa heroína que todo lo puede, sabemos que con su fuerza nos protege y que con su sabiduría nos guía.
Pero a medida que vamos creciendo nos vamos dando cuenta que no sólo todo lo puede sino que además, es la luz que ilumina nuestro camino.
Con el paso del tiempo, conforme vamos creciendo, nos damos cuenta de que también es adulto con sus propios problemas y actividades por hacer y que sufre y ríe como nosotros y, de repente, sentimos empatía por todo el daño que quizá le hayamos causado sin tan siquiera darnos cuenta de que ella, también llora.
Pero sus lágrimas son de fuerza, valentía y coraje… Unas lágrimas que sin duda deben ser consoladas con el amor incondicional de sus hijos.
Su experiencia le hace tener sabios conocimientos acerca de la vida, sin necesidad de tener una carrera ni de haber estudiado un máster. Su inteligencia es la más valiosa que existe para nuestros corazones de hijos. Ella sabe cómo llevarnos a la felicidad en el momento más oscuro y también sabe perfectamente cómo reconfortarnos en los momentos más complicados.
De niños sus lágrimas no las entendíamos y de adultos nos preocupan, porque sabemos que en un tiempo ella lo era todo para nosotros, pero ahora comprendemos que somos nosotros quienes formamos su mundo y que ella, es el centro de nuestro universo. Una madre es amor, un amor puro que todo lo puede. Porque madre sólo hay una y como ella, no habrá ninguna.
La importancia de celebrar el Día de la Madre
Cada vez es más común los comentarios de que todas estas celebraciones solo son producto de la mercadotecnia y que en realidad no deberíamos caer en el consumismo, y si bien es cierto estas afirmaciones, y claro que se les debe rendir homenaje todo el año, al final de cuentas cada uno es libre de celebrar lo que desee y lo que más se adapte a sus circunstancias. No obstante, creo que sí es importante ensalzar la figura materna (ya sea en el Día de la Madre o cualquier otro día). Y creo esto por varias razones:
Porque ellas nos han dado la vida. Sin ellas no podríamos disfrutar de este maravilloso mundo.
Porque nos cuidan, nos protegen, nos quieren más que a nadie, nos brindan todo su cariño y amor incondicional.
Porque son las mejores consejeras y el mejor hombro donde desahogar las penas.
Porque trabajan sin descanso y todo por nuestro bienestar y felicidad.
Porque, quizá, tú eres madre o algún día también serás mamá y también te merecerás todo este reconocimiento.
¿Y tú? ¿Qué reflexión vas a hacer en este Día de la Madre? ¡Cuéntanos en los comentarios! ¡Y qué vivan todas las madres del mundo!
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