Por: Dra. Lourdes Cuevas Psicoterapeuta Familiar y de Pareja
¡Suelta!, ¡Deja ir!, frases que sin duda hemos escuchado más de una vez, por amigas, amigos, familiares, parejas, ex parejas, psicólogos.
Si bien es cierto, dejar ir nos ofrece libertad. La forma en que experimentamos el momento no está predeterminada por el pasado, sino solo por el momento presente.
Incluso si el pasado está lleno de dolor, dejarlo ir nos permite enfocarnos solo en lo que está sucediendo ahora en este momento, debemos ser siempre resilientes con nosotros mismos, al hacerlo nos estaremos permitiendo experimentar el calor del sol durante un día de verano, el cuidado y la preocupación de un amigo con el que estamos hablando, la melodía de una pieza musical que nos parece hermosa.
Hay importantes beneficios psicológicos en dejar ir. Cuando dejamos ir las emociones dolorosas y nos concentramos en el momento presente, esto regula nuestros sentimientos de manera más efectiva.
Existe evidencia considerable de que la práctica de la atención plena mejora la salud física y mental.
Todos estamos condicionados a ver el mundo a través de ciertos filtros. A través de nuestra niñez, adolescencia y juventud desarrollamos estas formas de ver el mundo a través de nuestras experiencias, no por nada Sigmund Freud mencionó que “Infancia es Destino”.
Estas experiencias se convierten en lentes a través de los cuales damos sentido a nuevas situaciones y personas que conocemos. En muchos aspectos, nuestras mentes están condicionadas a buscar similitudes para desarrollar un atajo a través del cual podamos evaluar nuevos eventos para asegurarnos de que aprendemos del pasado.
La dificultad con esto es que con el tiempo nos volvemos menos capaces de asimilar información que es diferente a nuestras formas actuales de ver el mundo porque esto causa demasiada ansiedad.
Hace muchos años, los psicólogos desarrollaron una teoría conocida como “disonancia cognitiva” que se refiere a “la sensación de tensión incómoda que proviene de tener dos pensamientos en conflicto en la mente al mismo tiempo”.
Para ofrecer un ejemplo de esto, si con el tiempo y las experiencias difíciles de la vida pienso que ‘no soy lo suficientemente bueno’ cuando tengo éxito en un área de mi vida, es probable que esto cause disonancia porque no encaja con mi visión de mí mismo.
Para evitar esta sensación de conflicto angustioso, entonces podría explicar mi logro como buena suerte o tender a subestimar cuánto de mi éxito tiene que ver con mis habilidades reales. Esencialmente, nuestras mentes se sienten atraídas para dar sentido a las cosas de una manera que nos sea familiar para evitar una experiencia de ansiedad, incluso si las creencias familiares no nos ayudan.
Nos aferramos al pasado para evitar la posibilidad de un dolor futuro, pero al aferrarnos a menudo terminamos experimentando un dolor mucho mayor porque no nos abrimos a nuevas posibilidades.
Dejar ir implica apartarse de la experiencia dolorosa y darse cuenta de lo que sucede en nuestra mente, observando nuestros pensamientos y sentimientos.
Con el tiempo, la capacidad de observar nuestra mente significa que podemos desarrollar cierta curiosidad acerca de nuestra experiencia en lugar de tomar nuestros pensamientos y sentimientos como “la verdad”.
Cuando estamos luchando con una experiencia dolorosa, como la pérdida de una relación, podríamos estar luchando por dejarla ir porque nuestra mente está constantemente revisando la experiencia y tratando de entenderla. Dejar ir implica notar hacia dónde se dirige nuestra mente, cómo se siente atraída por ciertos pensamientos, sentimientos o recuerdos dolorosos una y otra vez y volver a concentrarse en el momento presente.
Esto implica tanto la aceptación de lo que pensamos y sentimos como un esfuerzo consciente por reenfocar nuestra conciencia en otra experiencia; el lugar al que intentamos redirigir nuestra mente podría ser ‘interno’, como nuestra respiración, o ‘externo’, por ejemplo, los sonidos en una habitación o una conversación que estamos teniendo con un amigo.
Entonces, nuestra mente puede volver a visitar los pensamientos y sentimientos dolorosos una y otra vez, por lo que dejar ir no siempre es un objetivo que se logra rápidamente, sino un proceso en el que debemos participar constantemente durante un largo período de tiempo.
Los psicólogos desarrollan una comprensión de una persona en el contexto de sus experiencias de vida. Hay muchos enfoques terapéuticos y todos ayudan a los clientes a dejar atrás el pasado de diferentes maneras.
Algunos enfoques pueden revisar la primera infancia y ayudar a alguien a recuperarse de traumas pasados que interfieren con su vida y sus relaciones en el presente.
Otras terapias se enfocan más en trabajar en el aquí y ahora y ayudan a conectar a las personas con sus metas y valores, lo que les permite vivir una vida más significativa. Hay muchas vías para llegar al mismo resultado y el enfoque que usamos depende del cliente individual, su historia de vida y lo que probablemente sea más efectivo para facilitarles el cambio.
La dificultad para dejar ir puede estar implicada en muchos problemas emocionales diferentes. EL promover un cambio de rutina invariablemente traerá un CAMBIO DE PENSAMIENTO, lo cual resulta muchas veces beneficioso y en apoyo para poder soltar.
Sin duda es un proceso difícil, en la mayoría de las ocasiones, pero trabajando en la autovaloración, en la autoestima, en los propósitos y proyectos personales, se puede lograr hacer grandes cambios, porque “para poder ver la luz, habrá que habitar la oscuridad”.
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