Por: Edith “L”
Es DICIEMBRE y siento mucho frío, entro en las sábanas y no te encuentro, respiro el olor de tu espalda mientras trato de despertar, para sentir que no estás ahí.
Hace una semana tuve un intento de cita amorosa; no se parecía a ti. Es joven, alto, atento y me gusta la manera en que imagino, cómo podría sentir mi piel contra la suya… pero no eras tú.
Hace tres días tuve una cita con un empresario; parecía galán retro de película mexicana: Mr. Patillas gigantes, pantalón de vestir con rayita en las piernas, zapato ortopédico y chamarra noventera, corta a la cintura y de piel. (No es que sea fijada; pero sí).
Era algo parecido a un macho imponente con diente de oro, dispuesto a cabalgarse a la yegua. – Obviamente salí corriendo-.
El día de ayer, le escribí a un amigo, con el motivo de invitarlo a dormir; hemos estado cerca por 6 años, y aunque cuando duerme en casa, a mi lado, sólo puedo sentirlo cuando respira, disfruto mucho su compañía, sin embargo, ya no quiero que venga … porque él no eres Tú.
A pesar de todo esto, no te amo; tampoco te odio por haberme utilizado debido a no sentirte solo, mientras cumplías tu límite de tiempo para mudarte a otro país.
Tampoco estoy molesta porque no hayas mencionado esto desde un inicio, y mucho menos enloquezco cuando desapareces de mis mensajes.
Tampoco estoy confundida porque no me des señalas claras; tampoco estoy triste porque será, hasta el momento, complicado vernos y en absoluto siento indiferencia al no saber si todo esto te importara siquiera.
Sólo me enfrento a las rebeldes reacciones involuntarias de mis hormonas, a la imaginación de los lapsos de tiempo libre, a la humedad de mi ropa y a la poca motivación de saber que ningún hombre tiene lo que tienes tú…
simplemente, me dejaste ardiendo por ti.
Yo como tú #SoyMujer
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