Por: Dra. Lourdes Cuevas
Paso 1: párate frente a un espejo con hombros rectos, brazos juntos a la cadera y mírate los senos.
Si ves mamas de tamaño, forma y color normal, que no presentan alguna anomalía visible, vamos bien, pero si notas algunas alteración, informa a tu médico.
Paso 2: ahora, levanta los brazos y fíjate si ves las mismas alteraciones, (inflamación, cambio de color, abultamientos, dolor, secreción del pezón)
Paso 3: cuando estés frente al espejo con brazos en posición normal, fíjate si te sale líquido de uno o ambos pezones (puede ser transparente, lechoso o amarillento, o sangre).
Paso 4: ahora acuéstate y toca tus mamas con las manos invertidas, es decir, la mama izquierda con la mano derecha y viceversa, como cruzando los brazos.
Procura utilizar un tacto firme y pausado con las yemas de los dedos, manteniendo los dedos rectos y juntos.
Controla (cubre con tu mano) la mama completa de arriba a abajo y de lado a lado: desde la clavícula hasta la parte superior del abdomen, y desde la axila hasta el centro.
Realiza movimientos circulares, lado a lado, arriba abajo.
Este movimiento ascendente y descendente suele ser el más utilizado por las mujeres. Asegúrate de palpar todo el tejido mamario, para palpar la piel y el tejido superficiales, ejerce una leve presión; para llegar al tejido ubicado en la parte media de las mamas, una presión moderada, y para el tejido profundo, una presión firme. Al llegar al tejido profundo, tienes que poder sentir la caja torácica.
Paso 5: finalmente, pálpate las mamas ya nuevamente estando de pie o sentada. Muchas mujeres dicen que la mejor forma de palparse las mamas es cuando la piel se encuentra resbaladiza, puedes usar crema, o pueden realizar este paso en la ducha.
Si detectas alguna anomalía, no lo dudes y acude al médico.
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